viernes, 4 de septiembre de 2009

Vivimos en una sociedad moderna


Carlos Romano

Tenemos oportunidad de controlar muchas cosas que hace tan solo un siglo eran impensables. Algunos cambios han resultado traer consecuencias negativas, como la cultura de lo desechable que hoy en día genera grandísimos problemas ambientales. Otros cambios sin duda son a todas luces positivos, como las vacunas que han evitado muertes en niños por epidemias. En el pasado, continentes enteros eran arrasados por enfermedades hoy extintas gracias a los beneficios de vivir en una sociedad moderna.

Hay cosas que no nos hemos puesto de acuerdo de si resultaron positivas ó negativas, los debates no terminan, hay personas que viven clavadas en la nostalgia pensando que todo lo de antes era mejor, otros piensan que si es nuevo, es mejor simplemente por el cambio ó por ser diferente a lo de siempre.

Hay un asunto que tenemos controladísimo y que nos vanagloriamos de haberlo superado, pero que no termina de convencerme. Se trata del control de la natalidad. Es un tema tan aceptado en nuestra sociedad occidental que ni tan siquiera se pone en duda, sin embargo, solo por jugar un poco con las ideas, vamos a profundizar un poco en el tema.

La libertad que le trajo a las mujeres el uso de la píldora, es un beneficio a todas luces. La píldora da oportunidad de desarrollarse profesionalmente a una mujer, de dedicarse mejor a menos hijos, mas tiempo para el ocio, ejercitarse físicamente, estudiar, divertirse.

Con el objetivo de que la capacidad de las familias no sea rebasada por la cantidad de hijos que tiene, con la intención de que los paises no sean rebasados por la explosión demográfica, con la idea de que ya no hay espacio para tanta gente en el mundo y de que nos vamos a acabar los recursos naturales, el uso de métodos anticonceptivos muy eficientes es hoy en día completamente aceptado y visto siempre como algo a todas luces positivo. Hoy las familias planean cuantos hijos quieren tener, pocos hijos para darles mucho, cuando uno tiene pocos hijos, uno tiene oportunidad de darles mas atención a cada uno. Las mujeres pueden hoy ejercer plenamente la liberación femenina siendo que los hijos eran su principal obstáculo. Hoy las parejas que no quieren tener hijos, optan sin problema por no hacerlo, con el beneficio adicional de que si ambos son profesionales, tienen un doble ingreso y sin el gasto que implica criar hijos. Los “Dinkies” (double income no kids) disfrutan de esa libertad que significa para ellos el poder tomar vacaciones sin tener que esperar a que no haya escuela, el poder salir ó llegar a casa sin el pendiente de que los niños están solos, etc..

Eso es modernidad.

Sin embargo como todo, nuestras acciones traen consecuencias, hay un precio que debemos pagar, y si no vemos ó no tomamos en cuenta las consecuencias, corremos el peligro de estar generando un costo que no necesariamente estamos dispuestos a pagar el día de mañana. Me refiero a que el control de la natalidad está provocando consecuencias que no necesariamente hemos tomado en cuenta, y pueden ser negativas.

Vamos a comenzar con las que ya estamos hoy en día viviendo.

Primero, las económicas. En México por ejemplo, de manera tradicional, y por siglos, el mejor seguro de retiro de las parejas eran precisamente sus hijos. Sin contar con un sistema eficiente de pensiones, las familias siempre contaron con la unión familiar para darle lugar a los viejos en el seno de la misma familia y con el apoyo económico de una fracción del ingreso de los hijos (cuando son muchos hijos, los padres siempre tienen un papel activo, y entre todos se van ayudando para aportar en lo que pueden para mantenerlos, ya sea con tiempo, lugar donde puedan vivir, ó dinero). Por el contrario, las familias modernas muchas tienen uno ó dos hijos, alguno que talvez se fue a vivir al extranjero. No quiero ver el momento en que toda la carga de cuidar y mantener a los padres le caiga a uno solo de los hijos.

En Europa y otros paises que tienen sistemas de pensiones muy desarrollados, tienen el problema de que los viejos son tantos en comparación con los jóvenes trabajadores que la carga impositiva a la clase trabajadora es tremenda.

Otro punto de vista difrerente al económico, es el problema poblacional que está generando la falta de jóvenes. En sociedades desarrolladas como Europa ó los Estados Unidos, donde el control de la natalidad está muy arraigado, existe un magnífico nivel de vida en general de la población. Los negocios que requieren mano de obra, no encuentran suficiente gente para cubrir las vacantes, éstas son cubiertas por inmigrantes. Personas que vienen de otros paises, con cultura, idioma y niveles educativos diferentes. Esto genera problemas de integración, crimen, discriminación y pérdida de identidad.

Un Alemán quiere en sus fábricas a los turcos, un americano quiere en sus negocios a los mexicanos, porque trabajan bien y ganan menos, pero no necesariamente estará igual de contento al tener a uno de ellos de vecino ó yerno. Cuidado, el enfoque de mi comentario aunque lo parezca, no es racista. A lo que me refiero es que es mucho más fácil relacionarse socialmente con gente que habla el mismo idioma que uno, que tiene el mismo nivel cultural, que tiene el mismo nivel educativo, raices, historia, religión, valores, etc… En los negocios, las reglas son otras. Con que la persona pueda hacer el trabajo y me cobre poco, no me importa si estudió en mi misma universidad ó si habla chino. Pero ahí está la incongruencia, porque finalmente esos inmigrantes que tenemos que contratar van a tener que vivir relativamente cerca de los demás.

Si el control de la natalidad no fuera visto en nuestra “moderna” sociedad como algo tan positivo, seguramente habría muchos más jóvenes necesitados de trabajar, y puestos no ocupados por madres que estarían atendiendo a mas bebés.

Pues sí, ahora es el momento en el que las feministas ya esán interesadas en éste artículo porque están viendo a quien atacar (a mí).

Yo le puedo decir a los que no tienen hijos, que no existe mayor satisfacción en la vida que tener hijos y verlos crecer. No conozco a nadie que se arrepienta de haber tenido un hijo, el amor a un hijo es algo muy profundo, un hijo es algo por lo que uno sí daría la vida sin pensarlo dos veces.

Para entender mejor el punto que intento transmitir, quisiera remitirme a los extremos. Tuve oportunidad de visitar la ciudad de Bnei Brak en Israel, donde sus habitantes, judíos ortodoxos, no creen en el control de la natalidad. Como en todos lados, también tienen sus problemas, algunos muy graves, pero algo que llama la atención, es la evidente ebullición y bonanza económica local que se ve a todas luces aún en tiempos de crisis. Por un lado, conforme los hijos van creciendo y van queriendo formar su hogar, van teniendo demanda de lugares para vivir, cosa que como el espacio en esa ciudad es limitado, el costo de las propiedades se ha disparado muy por encima de otras zonas. Esto ocurre en prácticamente todas las ciudades pero en lugares donde la explosión demográfica es grande, esto se dá con mayor fuerza. Por otro lado, los negocios tradicionales tienen mayor oportunidad de desarrollarse ya que su mercado objetivo siempre se encuentra en crecimiento. La ebullición de los comercios es algo muy palpable, y yo lo atribuyo al continuo crecimiento de la población donde se encuentran.

Si fuera verdad lo que yo digo, si realmente es tan malo prevenir tener más hijos, ¿Porqué ha tenido tanta difusión y fuerza el control de la natalidad? Pues primero porque resulta conveniente. Por supuesto que resulta ser más cómodo en primera instancia el tener pocos hijos, la verdad es que criar hijos no es tarea fácil, es más llevar una familia es algo que a uno lo consume, y no se diga a las mujeres que sufren un deterioro físico con uno por uno de los hijos que dan a luz. Suena atractivo para algunas mujeres concervar su figura, y para otras, talvez prefieren en vez cambiar pañales, sentarse una tarde a leer un buen libro, de repente dan ganas de sentarse a ver la tele sin que ésta haya sido secuestrada por los hijos que prefieren ver caricaturas. Criar una familia no solo no es fácil, sino que se trata de una tarea intensa, pero por otro lado, uno si puede llegar al hastío por no hacer nada, por el vacio. Los hijos siempre lo tienen a uno ocupado, obligado, y hasta cansado, pero con ese cansancio que sabe a trabajo bueno. Uno realmente está sacrificando la vida de uno, a favor de la de los hijos de uno, pienso yo que es una tarea trascendente.

Los gobiernos prefieren confundir a la población haciendoles creer que los problemas del país son resultado de la misma población que se reproduce demasiado rápido. Es como pensar que un negocio ineficiente da mal servicio a sus clientes por culpa de los mismos clientes simplemente porque son demasiados. Los gobiernos tienen la responsabiidad y deben encontrar formas para ser eficientes y poder atender a una población en crecimiento.

La contaminación ambiental y la extinción de las especies, no es resultado de la explosión demográfica, sino de nuesra falta de cultura ecológica, por falta de orden, por falta de conciencia. Podemos ser más inteligentes y en vez de tirar la basura y enterrarla, comenzar a reciclarla, reusarla y reducir el consumo de materiales y empaques.

Thomas Maltus que vivió en el siglo 18 y 19, desarrolló una teoría que obtuvo mucha fama, en la que decía que la población crece de manera geométrica y los recursos (comida), crecen de manera aritmética, por lo que auguraba una catástrofe por falta de recursos. El tiempo comprobó la falacia y su teoría dejó de tener sustento ya que él no consideró un factor importante que consiste en que cada una de las personas (que son parte del crecimiento geométrico), tiene una cabeza y dos manos con capacidad de producir, por lo que mientras la población crece de manera geométrica, también la producción crece de manera geométrica.

Tambien hay que tomar en cuenta que los anticonceptivos también son un negocio. Solo en los Estados Unidos 7 billones de dólares se gastan anualmente en anticonceptivos, esto repartido entre un puñado de farmaceuticas interesadas en hacer cada vez mas negocio, mismas que también están interesadas en que los anticonceptivos sean aceptados generalmente como un producto de primera necesidad.

Por otro lado, también hay que considerar que hay culturas que no aceptan el control de la natalidad, y que además conocen éste “talón de aquiles” que tiene la sociedad occidental, por lo que usan su propia explosión demográfica como un arma para imponer su modo de vivir. Si paises completos siguen con la idea de no tener ó tener muy pocos hijos, y siguen importando gente de otros paises, pues su cultura simplemente va a desaparecer muy pronto y el mismo país que ellos construyeron, en pocos años estará habitado por personas de otros paises, religiones y culturas (no por hijos).

Uno dice que ya somos muchos y que ya no cabemos, seguramente pensando en una escena como la estación del metro en Pino Suarez a las 8:00 de la mañana o pensando en las filas que uno tiene que hacer en el periférico a la altura del entronque con el Estado de México por las tardes, ó cuando hay cortes del suministro de agua potable en la ciudad. Sin embargo esto no es más que un problema de falta de eficiencia por parte de nuestros gobiernos de implementar la infraestructura suficiente para atender éstas necesidades.

Mi propuesta consiste en que no abusemos de los metodos de control de la natalidad. No propongo que las familias se llenen de hijos y que si tienen 10 mejor, sino que en vez de tener 2 hijos, las familias opten por tener 4. En vez de 4, talvez 6.

Lo primero que viene a la mente es ¿cómo le voy a hacer para pagar su colegiatura y sostenimiento? Pues la respuesta es que cualquier sacrificio que uno tenga que hacer para criar a los hijos, vale la pena. Uno simplemente puede bajarle al nivel. Esto es, que si uno necesita una casa más grande y uno vive en Interlomas, pues uno se podría ir a vivir a Irrigación ó a otra zona menos costosa para así tener el espacio suficiente. Lo mismo es con la escuela, si no alcanza, pues uno podría mandarlos a estudiar a una escuela mas económica.

Hay dos maneras de ver a las personas que habitamos éste mundo, una de ellas es como depredadores y la otra es como aportadores.

Yo soy de la idea de que cada persona es diferente, valiosa y tiene no solo capacidad para aportar algo sino también el derecho a tratar de aportar. Es por eso que no somos quienes para decidir si vamos a disminuir ó no la población en el mundo. Aún y cuando sea algo "limpio", hay que entenderlo, lo que estamos haciendo es precisamente aniquilando así nuestra cultura, y con eso les estamos cediendo a otras el mundo de nuestros hijos





No hay comentarios:

Publicar un comentario