domingo, 22 de agosto de 2010

¿Legalizarla?




Es evidente que la estrategia de nuestro Señor Presidente, para combatir el crimen y la violencia, no ha alcanzado los objetivos que inicialmente se plantearon. Hoy vivimos con mucho más violencia y crimen que cuando comenzó la guerra contra el narcotráfico; estamos en una de las épocas más violentas de la historia de México. Llegó el momento de replantear la situación, romper paradigmas, buscar formas innovadoras de solucionar el problema, debemos buscar puntos de vista diferentes. Para esto no es necesario inventar el hilo negro; basta ver que es lo que están haciendo en otros países y evaluar los resultados que han logrado.

Según el reporte del 2010 de la ONU sobre el tráfico y consumo de drogas, se calcula que en 2009, en el mundo, hay entre 128 a 190 millones de consumidores habituales de marihuana, unos 32 millones de usuarios de anfetaminas y 17 millones de consumidores de opiáceos, otro tanto de éxtasis y una cantidad también similar de consumidores de cocaína. Cada año se presenta, analiza y discute este problema dentro del seno de la ONU y se establecen recomendaciones para avanzar en la lucha contra el narcotráfico. Cada país ha enfrentado el problema según su mejor manera de entenderlo y los resultados, según mi punto de vista, son bastante pobres. Se invierten cantidades millonarias en la lucha contra las drogas, hay un fuerte desgaste por la violencia que esto genera y donde mejores resultados se observan, es donde se ve una disminución de un cinco por ciento en la cantidad de tierras dedicadas al cultivo de los enervantes.

En Suiza, por ejemplo, durante muchos años, sufrieron un gravísimo problema con los consumidores de las llamadas «drogas fuertes». El gobierno suizo toleró durante años un sitio conocido como «El Parque de la Jeringa», donde se reunían adictos a la morfina y heroína. Dicho parque tuvo que ser clausurado en 1992 debido al aumento desproporcionado en la cantidad de muertes por sobredosis, adictos y de casos de sida entre ellos. Los narcomenudistas también conocidos como «pushers», obsequiaban las primeras dosis a los curiosos y a los que buscaban drogas más suaves, sabiendo, de antemano, que cualquiera que pruebe la morfina o la heroína se convierte, casi de inmediato, en un cliente seguro (adicto). El problema se complicaba, aún más, porque los adictos, incapacitados para mantener un trabajo estable, encontraban, como única vía para pagar sus deudas con sus proveedores, el delinquir.

Finalmente, a partir de mediados de la década de los noventa, el gobierno suizo encontró una medida que me pareció bastante curiosa para enfrentar el problema. Los consumidores de heroína o de morfina, ahora pueden pasar a un dispensario, administrado por el gobierno, donde se les suministra la droga sin costo y en condiciones controladas. ¿Cuáles fueron los resultados? Desde 1995 cuando se inició este programa, han venido, año con año, disminuyendo las muertes atribuidas a las drogas fuertes por sobredosis, así como los nuevos casos de sida entre los drogadictos. Se eliminaron los pushers o narcomenudistas y con esto automáticamente disminuyeron la cantidad de nuevos adictos que se presentaban año con año. Una forma diferente, pacífica y con resultados bastante satisfactorios.

Los críticos dicen que esa no es la forma de resolver «el problema», pero la pregunta que habría que hacerse es: ¿cuál es el problema? Si el problema resulta ser el número de nuevos adictos, este fue definitivamente abatido, ya que, debido a que los adictos la consiguen sin costo en el dispensario, ya no hay negocio para el narcomenudista que antes la sembraba entre consumidores de otras drogas. Si el problema que preocupa es desde el punto de vista de la salud por el creciente número de casos de sida o muertes por sobredosis, el resultado resultó ser un éxito indiscutible; esto es por las condiciones de higiene y control en las que la droga es suministrada. Adicionalmente, la violencia relacionada con estas drogas ha disminuido drásticamente debido a que los drogadictos ya no necesitan robar para conseguir su droga y ya no hay conflictos entre estos y sus proveedores por deudas, etc... En Holanda, famoso por su política tan abierta para el uso recreativo de la marihuana, también implementó esa misma política junto con un proyecto de rehabilitación a drogadictos. Desde 1983, cuando se implementó este programa, se ha logrado una disminución del treinta por ciento en el número de adictos a drogas fuertes; esto es, en parte también, resultado de la campaña de prevención e información con el que el gobierno holandés ha complementado esta medida.

¿En qué consiste la política que tiene Holanda para las drogas? ¿Cuáles fueron los objetivos que se plantearon los legisladores? ¿Cuales son los resultados?

Los objetivos que persigue la política son:
PRIMERO: Prevenir el uso de las drogas y rehabilitar a los drogadictos.
SEGUNDO: Reducir el daño: muerte y enfermedades entre los usuarios.
TERCERO: Disminuir la inseguridad relacionada al tráfico y consumo de drogas.
CUARTO: Disminuir la producción y tráfico de drogas.

Los legisladores tomaron en cuenta que no hay forma de que el gobierno pueda erradicar el uso de las mismas, por lo que acordaron que mejor convenía reglamentarla y controlarla para reducir los efectos colaterales negativos. En vez de tratar de aplacar el tráfico y consumo por la fuerza, con resultados violentos y un fuerte presupuesto, prefirieron tomar en cuenta la experiencia de los Estados Unidos con la prohibición del alcohol en los años veintes y su posterior liberación.

Además de la medida explicada anteriormente para las drogas fuertes, en Holanda el consumo, venta y posesión de cantidades menores de marihuana, es permitido. En zonas autorizadas, hay comercios llamados «coffee shops», dedicados exclusivamente a la venta de marihuana al público en general. Sin embargo la posesión y comercialización de cantidades mayores o de drogas más fuertes está prohibida y perseguida por la ley.

Hoy, el número de adictos a drogas fuertes en ese país, además de haber disminuido año con año, como lo explicábamos anteriormente, es bastante inferior al de otros países comparables. Lo que sí ha quedado comprobado es que, a diferencia de lo que muchos creen, en Holanda la marihuana no ha sido el paso a drogas más fuertes sino muy por el contrario. El hecho de que la marihuana está tan disponible, ha cerrado la oportunidad a otras drogas. Esto es porque antes, para acceder a la marihuana, los consumidores debían acercarse al narcomenudista que ofrecía otras drogas, con la promesa de «mejores resultados». Hoy el consumidor de marihuana ya no tiene que entrar en contacto con el crimen organizado para adquirir su droga y los centros autorizados para la venta de la marihuana están perfectamente ubicados y sujetos a revisiones para verificar que no se vendan otras drogas ni se excedan los volúmenes autorizados.

En Holanda, el 9.7% de los llamados adultos jóvenes (15 a 24 años), consume drogas suaves una vez al mes, comparable con Italia donde es del 10.9% y Alemania donde es el 9.9%, pero mucho menor que en el Reino Unido donde es del 15.8% y que España donde es 16.4%.

Entre los resultados negativos que se presentaron por la implementación de estas políticas, está la presión y crítica internacional que ha recibido Holanda por su política tan laxa. El narco-turismo y el aumento de las conexiones que tienen los narcotraficantes internacionales con sujetos en Holanda son otros efectos que deberán requerir revisión de la ley en un futuro.

La prohibición del alcohol en los Estados Unidos durante los años veintes, creó una oportunidad de oro para los carteles criminales que se dedicaron a contrabandear la bebida. Con esto, llegaron a obtener demasiado poder en algunas ciudades como Chicago. Su posterior liberación ha tenido que venir acompañada, de ciertas medidas para que su consumo no se salga de control y así mantener las consecuencias de la liberación a raya. Estas medias son, entre otras, la penalización por la venta de alcohol a menores y el manejar bajo la influencia del alcohol. Otras medidas que se utilizan son, por ejemplo, el limitar las zonas en las que se expende, el establecimiento de centros de rehabilitación a alcohólicos, las restricciones para la publicidad, campañas de advertencia y educación a la población de que el su consumo es dañino para la salud así como el establecimiento de horarios y zonas autorizadas para la operación de bares.

Para darnos una idea de que tanto daño provocan al organismo las diferentes drogas y que tan adictivas son en comparación con el alcohol y el cigarro, presiona "aquí" para ver la tabla.

Hoy en día, hay muchas cosas que le pueden hacer daño a la sociedad como a los individuos y su comercio no está penalizado. Uno puede libremente comprar un martillo en una ferretería y darse un golpe en la cabeza; no por eso los martillos están prohibidos. Uno puede subirse a un edificio de diez pisos y aventarse por la ventana y no por ello están prohibidos los edificios altos. Si uno quiere comprar veneno para ratas o insecticida e ingerirlo, puede hacerlo sin que el establecimiento que lo vendió incurra en pena alguna, al igual que el que desee comprar una botella de tequila, ron o ginebra y tomársela solito con el peligro de morirse de una congestión alcohólica. Ninguna de estas cosas están recomendadas, pero tampoco son castigadas. Se supone que cada individuo es responsable de cuidarse y de tener el criterio suficiente como para entender que se trata de algo dañino y por lo tanto no se debe hacer (siempre hay excepciones). Además, el gobierno no puede tomar responsabilidad sobre todas las acciones de sus ciudadanos.

Por otro lado, también hay que considerar que una forma de fomentar el crecimiento de una industria es protegiéndola contra la competencia. El mejor ejemplo, es como, en nuestro país, logramos convertir a un mexicano en el hombre más rico del mundo; la fórmula es simple: prohíbele a toda la población el ofrecer servicio telefónico o de telecomunicaciones y dale la concesión u oportunidad a una sola persona. Lo mismo pasa con el narcotráfico y lo mismo pasó con la prohibición del alcohol en los Estado Unidos. Las personas que logran librarse de la prohibición ya sea por una concesión o porque se hicieron de algún contacto para llevar a cabo ese negocio, aun y cuando siga siendo ilegal, se vuelven tremendamente ricas y poderosas.

Falta preguntarse una cosa más: ¿Por qué va aunada la violencia y otros delitos con el narcotráfico? La respuesta es muy simple: Un negocio ilícito, como comentamos, puede ser tremendamente rentable, pero por el otro lado, siempre está uno con el peligro de terminar preso por la justicia. Esa vulnerabilidad puede y es aprovechada, en ocasiones, por un cliente insatisfecho, un empleado descontento, la competencia o cualquier otra persona que por envidia o sentido de justicia y aplicación de la ley decida delatarlo. ¿Cómo puede esta persona defenderse contra otra que lo amenaza tan fácilmente? ¿Cómo puede protegerse contra alguien que en cualquier momento puede terminar no solo con su negocio sino también con su libertad? Hay que recordar que el narcotraficante tiene un negocio ilegal y por lo tanto no puede acudir a la justicia para que lo cuiden. No le queda otro remedio que recurrir a su propia fuerza. Tiene que tener forma de llevar a cabo su propia justicia y así mantener a raya las amenazas que se le presenten.

Mientras en México estamos atacando de frente a los narcotraficantes, que tanto poder han logrado después de tantos años de prohibición (protección), en California estuvieron a un paso de aprobar el uso recreativo de la marihuana en noviembre del 2010. Hoy, la ciudad de Breckenridge, en Colorado, es la primera en los Estados Unidos donde el uso recreativo de la marihuana ya es completamente legal. En catorce estados, hoy el uso de la marihuana es permitida para usos medicinales. Hay doctores que la recomiendan para tratar problemas comunes como el estrés (realmente cualquier persona que vaya con uno de esos doctores va a recibir su receta). California, hoy en día tiene más de dos mil dispensarios autorizados de marihuana que equivale a la suma de todas las sucursales de Starbucks, Seven Eleven y McDonald’s en el estado. Hay ciudades como Oakland en California, donde ya se están preparando con fuertes inversiones para cultivar, procesar y distribuir la droga, mientras en México nos estamos matando para supuestamente «alejarla de nuestros hijos».

Hay un dicho que dice: «violencia genera violencia». Realmente hay muchas formas de resolver el crimen y la violencia; no todas tienen que ver necesariamente con castigar a los delincuentes. Hay medidas pacíficas que previenen y resuelven el problema de raíz, sin necesidad de balas, detenidos ni policías. Lo mejor de todo es que muchas veces resultan tremendamente económicas y pueden ser bastante eficientes. Estas medidas no reflejan la tremenda frustración de la sociedad hacia la impunidad con la que delinquen los criminales; son medidas que requieren serenidad para formularse, implementarse y observar su efecto. Son medidas que simplemente le quitan de las manos el tremendo negocio que hoy en día tiene la delincuencia organizada.

Milton Friedman premio nobel de economía lo dice muy claramente: Presiona aquí para ver el video de su teoría.

La propuesta, concretamente, consiste en que, como sociedad, busquemos, propongamos y veamos la forma de implementar medidas para cerrarle filas al crimen y la violencia a través de acciones pacíficas. Que evaluemos alternativas utilizadas en otros países, aún y cuando vayan en contra de paradigmas fuertemente establecidos en nuestra sociedad.

Bibliografía:
http://www.swissworld.org/en/people/drugs_and_alcohol/hard_drugs/
http://www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/WDR-2010.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Morphine
http://en.wikipedia.org/wiki/Drug_policy_of_the_Netherland
http://www.youtube.com/watch?v=XgkOw5zusjE&feature=related
http://arno.uvt.nl/show.cgi?fid=79180