domingo, 19 de julio de 2015

UBER, de taxista a empresario.

Yo soy un usuario y defensor de UBER. Siempre me han fascinado las cosas que funcionan muy bien. Creo que el tiempo siempre debe dar paso a nuevas tecnologías y la sociedad no debe quedarse estancada en las cosas solo porque hasta la fecha han funcionado; sin embargo, pienso también en todos aquellos taxistas, que son trabajadores honestos, que a veces pasan horas estacionados frente al sitio, esperando a que llegue su turno de que les toque llevar un pasaje. No hablo de las excepciones que tienen un vehículo destartalado ó de aquellos que siempre buscan la forma de engañar al usuario para ganarse unos pesos más, hablo de aquellos que si hicieron todo el trámite necesario, pagaron por las placas, rotulación, taxímetro y todo lo demás que marca la ley para que un taxi se encuentre en regla. Pienso en las personas que dependen de sus ingresos limpios para dar sustento a su familia.

Hay una parte mía que defiende al Uber, simplemente porque es lo que a mi me gusta y es lo que yo usaré de ahora en adelante, pero también tengo otra parte que no está tranquila al ver lo que pasará con los taxistas, que a partir de ahora, verán su fuente de ingresos disminuir poco a poco hasta quedar inmersos entre los desempleados que no son pocos en éste país. El taxi es y ha sido desde hace décadas, un modo de vida para muchísimas familias que no conocen de otra. ¿Habrá alguna forma de conciliar esta situación?

Hay varios ejemplos que nos pueden dar una pista de como resolver esta disyuntiva. Uno de ellos, es cuando la economía de México se abrió al TLC en 1994, con la promesa de permitir la entrada al libre comercio y así volvernos competitivos. Veinte años después, estamos viviendo los resultados. Hoy, tenemos posibilidad de comprar una variedad tremenda de mercancía a buenos precios y de calidad, cuando antes estábamos muy limitados, desde la variedad de autos, cereales ó ropa que podíamos adquirir.

Hubo industrias y sectores que tuvieron la fuerza y capacidad para volverse competitivos y hoy son jugadores mundiales dentro de su ramo, como lo son las automotrices; hoy México tiene su lugar en la economía mundial en gran parte por éstos gigantes que compiten al nivel de otros. Tenemos industrias emblemáticas como Bimbo, Cemex y las cerveceras, verdaderos orgullos mexicanos que han hecho un magnífico papel; pero también hay que recordar todos aquellos sectores que fueron duramente golpeados con esta apertura, como la industria del calzado, la confección ó las artesanías que en gran parte, se fabrican en China.

Algunas familias que vivían de estos sectores que fueron golpeados, pudieron encontrar ingreso en otras oportunidades, pero, muchísimas más, cayeron en desgracia. Pueblos enteros que vivían de la confección ó de la industria del calzado, son ahora ciudades abandonadas, verdaderos pueblos fantasma que vieron a su mejor gente emigrar a los Estados Unidos, destrozando así, esa unión familiar y dejando un caldo de cultivo ideal para que el crimen y la miseria se apodere de sus ciudades.

¿Que circunstancias permitieron que algunos sectores ó industrias florecieran con los cambios y hoy sean titanes, fuertes jugadores en su sector a nivel mundial? ¿Será que con el paso del tiempo debemos convivir con situaciones que irremediablemente arrasan con el sustento de muchos para dar paso a los cambios?

La industria automotriz, con la entrada en vigor del TLC, a diferencia de muchas otras que desaparecieron, tuvo una apertura estudiada y paulatina, cosa que le permitió hoy ser lo que es. La industria del calzado y la de la confección, de un día a otro, vieron su mercado inundado de producto de mucho mejor calidad y precio, cuando para la industria automotriz se planeó su apertura, apoyando así, a los fabricantes, cadena productiva y generadores de empleo, para que se preparen a la nueva realidad. Traer un automóvil del extranjero hace veinticinco años, era casi como traficar con droga, al entrar en vigor el TLC, se le permitió importarlos, en un principio, solo a aquellos fabricantes que lograran exportar, después se fueron abriendo, poco a poco, los permisos. De esa forma, todo este sector pudo paulatinamente reconvertir su negocio llevando a que hoy, México, sea no solo el tercer productor a nivel mundial de automóviles, sino que además, tenemos una grandísima variedad de alternativas; vivimos un mercado completamente abierto. Cualquiera puede importar el vehículo que quiera (cosa que no se hace porque en México hay disponible la variedad, calidad y precio que el consumidor busca).

Regresando a nuestro tema central, me pregunto si pudiera existir un mecanismo para dar entrada a las nuevas tecnologías y servicios, sin dar al traste con el ingreso de trabajadores honestos. ¿Habrá forma de hacer una transición inteligente? Yo creo que sí. Basta con tomar, como ejemplo, lo que si funcionó en el pasado y lo que está funcionando en otras ciudades vivas y funcionales del mundo. 

¿Que pasaría, si a los taxistas actuales, por el solo hecho de tener un taxi tradicional, se le diera un tratamiento distinto para que pueda acceder a su propio negocio de Uber? ¿Que pasaría si se le pone un plazo de algunos años para la apertura de Uber a cualquier empresario que quiera poner su flotilla de cientos de coches?

A lo que me refiero es que debemos darle al taxista actual, la oportunidad de que reconvierta su negocio, que se prepare, que crezca manteniendo su trabajo y sustento para su familia, para después, en un futuro cercano, ellos mismos puedan ser los grandes jugadores en este sector. En vez de dejar que el gran inversionista, compre hoy cientos de automóviles y ponga a trabajar a sueldo a otro tanto de choferes, creo que lo mas adecuado, sería abrir la puerta a que los mismos taxistas se vayan reconvirtiendo para darles la oportunidad a que en algunos años, ellos mismos sean los empresarios. 

Concretamente, mi propuesta, es que a partir de hoy, el gobierno de la Ciudad de México, le imponga un alto costo al permiso ó licencia para poner un UBER a trabajar, excepto para aquel taxista actual y en regla, que quiera acceder al negocio de UBER. Dentro de un año, este taxista, tendría derecho a un segundo UBER, también sin costo. Dentro de dos años a cinco licencias de UBER sin costo y dentro de tres a la cantidad que quiera. Dentro de cinco años, UBER deberá ya estar abierto como hoy lo está, con las mismas condiciones para cualquiera.

La idea de esto, es, por un lado, evitar ese grandísimo precio para la sociedad que significará la transición de un oficio a otro con el desempleo, violencia, manifestaciones, rupturas y demás, cuando al mismo tiempo estamos permitiendo que un nuevo sector ingrese al mundo de la tecnología y del capitalismo. Estaremos abriéndoles las puertas a que los taxistas se conviertan en empresarios preparados para una economía basada en la tecnología y el buen servicio.