domingo, 11 de abril de 2010

Contra la violencia pero con medidas pacíficas.




ANTECEDENTES
Cuando escuchamos las desgracias que viven las personas que son víctimas del crimen y vemos que los delincuentes se salen con la suya, sentimos rabia, frustración y resentimiento. Ese coraje, esas ganas de justicia, de castigar al criminal y de vengar el daño provocado, es una fuerte presión de la sociedad hacia las autoridades. Hay personas e instituciones que se han pronunciado a favor de penas más severas, incluso algunos han propuesto hasta la pena de muerte como medio para terminar con el secuestro. El origen de esa presión radica precisamente en la frustración que todos sentimos al ver la forma con la que se delinque libremente en nuestro país. La rabia provoca ganas de contratacar, por medio de la fuerza, con la idea de disuadir al criminal para que ya no cometa más delitos.

Nuestro Sr. Presidente, Felipe Calderón, declaró una guerra formal contra el narcotráfico y el crimen organizado. Para esto inteligentemente buscó por un lado a sus aliados como lo es el gobierno de Los Estados Unidos que proporciona capacitación, cooperación, coordinación de estrategias, recursos y armamento a través de la Iniciativa Mérida. Por otro lado, el gobierno federal, asignó recursos adicionales a las dependencias responsables de la seguridad pública para reclutar efectivos y entrenarlos otorgándoles las armas para atacar de frente a los criminales. Queremos erradicar al crimen y a la violencia por medio de la fuerza.

RESULTADOS
El resultado, después de algunos años de lucha, me parece bastante ambiguo. Por un lado el gobierno ha compartido con nosotros información de las bandas desmanteladas, de los miles de secuestradores detenidos, armas, millones de dólares y toneladas de droga decomisados. Los resultados en verdad no tienen precedente, hablan por si mismos, pero por otro lado, hoy vivimos una de las épocas más violentas del país. Aun y cuando el gobierno nos comparta cifras «alentadoras», hoy estamos menos tranquilos que antes, nos sentimos más alejados que nunca de esa paz que todos queremos. Parece como si el esfuerzo del gobierno por erradicar al crimen de nuestro país, destapó «La Caja de Pandora» y lo que se logró fue una especie de «efecto cucaracha» de tal suerte que al tratar de atacar un problema, lo único que se logró fue que éste se disperse y se multiplique.

Como sociedad lo que realmente queremos, mas que castigar a los criminales, es que ya termine esta guerra, queremos vivir en paz. Para lograrlo, además de luchar «contra» el crimen, debemos darle mas importancia a eliminar los factores que lo incentivan y lo facilitan. Estas medidas, no son violentas, ni reflejan la frustración y rabia que sentimos. Requieren serenidad para entender mejor los problemas y formular soluciones mas efectivas. Recordemos que lo que la gente quiere en primera instancia es «castigo al criminal y venganza», pero no necesariamente es lo que realmente resuelve el problema.

MEDIDAS NO VIOLENTAS
Medidas que «desincentivan» al crimen de manera efectiva y sin violencia son, entre otras, las que como por ejemplo tomaron algunas automotrices en México contra el robo de autopartes. Toyota, Audi y Mercedes Benz, decidieron renunciar al negocio que significaba para ellos la venta de autopartes a víctimas del robo de las mismas. La forma en que lo hicieron fue bastante innovadora y valiente. Decidieron otorgar una garantía de reposición gratuita de cualquier autoparte robada. Con esto un cliente que sufre por el robo de su parrilla, faro, emblema o espejo retrovisor, puede acudir a la agencia para que se le reponga sin costo alguno. Antes, lo que ocurría, es que muchas víctimas, al ver el elevado costo que cobraba la agencia por la reposición de la parte robada, recurrían al mercado negro perfeccionando así el círculo que incentivaba mas y mas robos. Se terminó así con el robo de autopartes, sin patrullas, armas ni detenidos. Es una medida pacífica y muy efectiva.

Otra medida pacífica que desincentiva al crimen, es por ejemplo el histórico acuerdo al que llegaron Telcel y Movistar para bloquear los teléfonos robados. Ambas empresas valientemente renunciaron al beneficio que significaba para ellos activar teléfonos del mercado negro, desincentivando así el robo y fraude para hacerse de teléfonos; ahora, los teléfonos robados, ya no tienen valor. Hoy con esa medida, se pretende eliminar más del cuarenta por ciento del robo a peatón, además de la cantidad desmedida de fraudes, robo a transportista y comercio atribuidos exclusivamente al mercado negro de teléfonos celulares. Todo esto, sin castigos, balas ni policías.

El Gobierno de la Ciudad de México, consciente de la importancia que tienen las medidas pacíficas, está trabajando arduamente en la recuperación de espacios públicos, convirtiendo cada vez más zonas abandonadas, sucias y grafiteadas en parques infantiles y deportivos. Esta medida que desmotiva al crimen va en la misma linea con la famosa estrategia de «Las Ventanas Rotas» que usó con tanto éxito Rudy Giuliani, famoso exalcalde de Nueva York. La teoría dice que cuando una zona está obscura, sucia, grafiteada, con los edificios abandonados y con las «ventanas rotas», da la impresión de ausencia de autoridad, generando asi, miedo al ciudadano y valor al delincuente para cometer crímenes cada vez fuertes.

IDENTIFICACIONES OFICIALES
En México tenemos todavía una gran oportunidad donde podemos avanzar con medidas pacíficas para desincentivar al crimen. Una de ellas por ejemplo, como se hace en otros países, es la forma en que se comprueba el domicilio de cualquier ciudadano que tramita un documento oficial como licencia o pasaporte. Invariablemente el documento, en otros países, es entregado al domicilio del interesado por medio del correo. Esto da una certeza mayor de la unión que el portador del documento tiene con el domicilio que dió para el trámite. En México tenemos poca confianza en nuestro sistema de correo, por lo que se pide un «comprobante de domicilio» y el usuario acude personalmente a recoger su identificación, abriendo así una gran brecha al anonimato.

EL ANONIMATO
El anonimato es una forma con la que el criminal adquiere valor para llevar a cabo el delito. Por ejemplo, en la inmensa mayoría de los secuestros, a la víctima se le mantiene, durante su cautiverio, con los ojos vendados. Esto con el único fin de que jamás reconozca a sus captores. En el mismo secuestro, se utilizan, como método preferido por los secuestradores para comunicarse con los familiares de la víctima, teléfonos celulares de prepago. Esto es debido a lo fácil que es hoy en día comprar y usar un teléfono sin registro alguno. En otro tipo de crímenes, los delincuentes usan pasamontañas para delinquir sin que se les pueda identificar. Hoy en México, los mecanismos de control para las comunicaciones y las transacciones financieras permiten en gran medida el anonimato; dándole con esto a los criminales uno de los factores necesarios y el valor requerido para llevar a cabo sus fechorías. Hoy en nuestro país es muy común y relativamente fácil lograr comunicarse y efectuar transacciones financieras manteniéndose completamente anónimo.

PROPUESTAS
Si queremos avanzar con medidas que desincentiven al crimen de manera pacífica, una muy buena forma es eliminando el anonimato a través de la comprobación del domicilio del usuario. Esto se puede lograr enviando por algún método tradicional un código de activación ya sea del teléfono celular o de la cuenta bancaria contratada. Similar a como llega el «nip» de las tarjetas de crédito; por mensajería, correo, telegrama o bien con una simple llamada a un teléfono fijo. Una vez recibido el código de activación, el usuario deberá llamar a un centro de atención para ingresar el código que recibió en la dirección que dió y de esta forma cerrar el círculo comprobando su domicilio.

Mucho más efectivo sería que no solo tuviéramos completa certeza del domicilio al que está ligado el usuario de todo teléfono celular y de toda cuenta bancaria, sino que además tengamos algún registro biométrico de él. Afortunadamente, la tecnología hoy permite métodos muy prácticos para lograrlo. Al momento de llamar para ingresar el código de activación, se le pediría que diga su nombre y algunos otros datos quedando grabada la voz como prueba biométrica.

Basta consultar con los cuerpos de inteligencia de SEGOB, SEDENA y SSP para que con su opinión confirmen que tan útil serían éstas medidas para dar con los criminales. Todas las cuentas de banco y las identificaciones, todos los celulares y los coches ligados a una direccion comprobada y con la voz del titular. Más interesante aún, es el hecho, de que ésto, por si mismo, será una barrera para el crimen, solo poque se elimina el anonimato.

Actualmente, el gobierno de los Estados Unidos, en nuestro propio país, comprueba el domicilio de las personas a las que se les entrega una visa de turista, pasaporte o cualquier otro documento oficial. Esto lo hace, enviando el documento en cuestión, al domicilio a través de una mensajería especializada. No se permite pasar a recoger personalmente el documento tramitado porque no tendrían certeza de la ubicación del interesado.

La propuesta concretamente consiste en eliminar el anonimato de nuestras comunicaciones, de las cuentas de banco y de nuestras identificaciones, implementando como requisito un mecanismo para comprobar el domicilio y registrar la voz del usuario. Con esto se pretende por un lado desincentivar al crimen y por otro lado darle a nuestros cuerpos de inteligencia mayores armas para una lucha efectiva contra el mismo.

Todos queremos vivir en paz y sin violencia; para eso debemos buscar medidas no violentas que bloqueen y desincentiven al crimen. Recordemos que la violencia genera violencia y si seguimos insistiendo en métodos agresivos para luchar contra ésta, podemos estar perfeccionando un círculo vicioso del que no podremos salir.

Si queremos un mundo pacífico, debemos comenzar por nosotros mismos.