lunes, 9 de octubre de 2017

Adiós a los Gobiernos; Viva la Gente y el Orden de la Libertad


Hay una maldición china muy peculiar que dice: "Ojalá vivas tiempos interesantes". Es de suponer que se refiere a que éstos traen consigo retos y problemas que atender. Nos guste o no, hoy vivimos tiempos bastante interesantes; tiempos de mucha incertidumbre y al mismo tiempo los más creativos de cualquier época dentro de la historia de la humanidad.

Dentro de los sucesos que estamos viviendo, hay unos que aparentemente no tienen nada que ver entre si, sin embargo, personalmente los veo íntimamente relacionados. Por ejemplo: Cataluña busca su independencia de España. Guatemala, Perú, Colombia y Brasil han encontrado finalmente la forma de juzgar y hasta encarcelar a sus gobernantes corruptos. Estados Unidos ha seleccionado, utilizando su sofisticado sistema democrático, de entre trescientos veinte millones de personas, a un tipo que no solo es una vergüenza para muchos, sino que evidentemente no es el mas capaz para gobernar. La misma suerte corre sobre México y muchos otros países que viven con un presidente cuyos niveles de aceptación están por debajo del 30%. Inglaterra ha votado por una separación del bloque europeo; en fin... ¿Será que como sociedad nos estamos volviendo cada vez mas exigentes? ó es que la forma como nos hemos organizado en los últimos dos siglos está llegando a su fin.

Hemos visto como varias estructuras, que hace muy poco tenían un tremendo poder, se están desmoronando. Por ejemplo, la industria de la música ya cambió por completo; hace tan solo un par de décadas, para que un músico pudiera difundir su creación, era necesario convencer al productor de discos. Imagino una fila de artistas esperando, con emoción, un turno para presentar su creación ante el productor que tenía el poder suficiente como para decidir que es lo que si y lo que no va a tener éxito. Hoy, al músico solo le basta subir su obra a Youtube, para que el público, por si mismo, decida si eso es lo que quiere o no disfrutar. Además, este último puede expresar, de distintas maneras que tanto valora la canción; todo esto, sin pasar por el criterio, gusto personal ó interés particular de un hombre ó empresa. El poder de una industria, pasa de una estructura piramidal, a una completamente horizontal donde el que produce y el que consume se conectan directamente, sin intermediarios. Ese esquema se llama peer-to-peer.

De la misma forma, las noticias, que antes eran monopolio de los medios, hoy se difunden desde el testigo presencial, directamente al auditorio, a través de las redes sociales. Ya no dependen de la agenda de las televisoras ni de la censura de los gobiernos. Ahora todos tenemos libertad de publicar nuestras experiencias, pensamientos, fotografías, poemas, artículos ó ensayos, permitiendo así, una mayor riqueza y democracia en las comunicaciones; cualquiera puede difundir el contenido que se le antoje y es el público ó audiencia, el que a través de sus visitas ó likes, “vota” por el mejor contenido. El esquema peer-to-peer resulta ser hoy, la verdadera democracia y es el nuevo orden que derriba estructuras.

Jamás imaginamos que el internet traería cambios tan profundos en nuestras vidas. Nos estamos reinventando y el poder ahora está en la gente. Somos nosotros mismos, las masas, los que le damos vida a plataformas como el Waze que nos dice por donde circular de manera eficiente, a Whatsapp y a Facebook que nos acerca con nuestro círculo social y a Twitter ó Snapchat que nos permite saber lo que está pasando en tiempo real y en cualquier parte del mundo. En vez de estructuras, ahora somos todos, con la ayuda de algoritmos, los que estamos al mando.

Me pregunto ¿Cuales son las estructuras piramidales que aún no se han desmoronado y que ya están siendo amenazadas? ¿Cuales son las que siguen? Veo a tres: en primer lugar, a los gobiernos, después a los bancos ó la industria financiera y  finalmente la medicina ó la industria de la salud. Me voy a enfocar en las primeras dos, los gobiernos y los bancos.

Hoy pagamos impuestos que, en teoría, deberían ser a cambio de educación, salud, seguridad, infraestructura y ayuda a los necesitados, recibiendo a cambio, escuelas públicas que no tienen precisamente fama de las mejores, una evidente inseguridad, servicios de salud pública dejan mucho que desear y a los mismos indigentes de siempre que viven de la caridad en las calles o pepenando en los grandes basureros de la ciudad como siempre lo han hecho. Me cuesta mucho trabajo creer que exista algún mexicano profundamente satisfecho, que se sienta orgulloso y verdaderamente representado por sus gobernantes.

Pero no estamos solos, por un lado, el 75% de los países, son democráticos, donde los pueblos eligen por si mismos a su propio gobierno y que, en teoría, debieran sentirse satisfechos de sus líderes (ellos los eligieron), pero la realidad es otra; la lista de países con una aceptación hacia sus gobernantes, de menos del 30%, es enorme. Entre ellos están los Estados Unidos, España, Portugal, México, Perú, República Checa, Grecia, Bulgaria, Bosnia, este último con una aprobación de apenas el 8%, por supuesto Venezuela y muchos más. Estamos viviendo una situación que me parece hasta absurda, donde vemos a algunos gobernantes que están en el puesto de mando, como consecuencia directa de un descontento generalizado hacia el sistema. Estados Unidos es el mejor ejemplo de a que me refiero: Trump preside al país mas poderoso del mundo, por los millones de inconformes que usaron su voto como una forma de protesta en contra del sistema. López Obrador tiene muchas posibilidades de llegar a ser presidente de México, por la mismísima razón. Este se valdrá del voto de los inconformes para llegar al poder. Mientras las estructuras burocráticas son una tremenda carga para los pueblos, los gobiernos incumplen con las expectativas de los ciudadanos; simplemente no ofrecen los servicios que se requieren. Pero aún así, éstos siguen vivos; yo diría que sobreviven a pesar de esta situación, porque el sistema les da, por si mismo, la fuerza suficiente, como para exigir el pago de impuestos y el monopolio para la emisión del dinero. La razón por la que funcionan tan mal, no es precisamente porque haya una mente estúpida ó malévola, encargada en cada uno de esos países, manipulando las cosas; es simplemente porque este mecanismo ya no funciona; es anacrónico, está agotado y por lo tanto está a punto de colapsarse para dar paso a un nuevo orden.

Por otro lado y de manera simultánea, la sociedad se está organizando cada vez con mayor éxito, con la ayuda de plataformas tecnológicas, para resolver problemas y ofrecer servicios que deberían estar dando los gobiernos. Cuando por las redes circula una causa y las masas se identifican, la ayuda resulta abrumadora. A mí, me parece que esto resulta mucho mas democrático que el poner una equis en un papel para elegir al partido que debiera gobernar.

Lo que acabamos de vivir en México con el sismo del 19 de septiembre, la forma en que se volcó la sociedad mexicana para ayudar, es un clarísimo ejemplo del poder que tiene el crowdsourcing. Pudimos ver, de primera mano, como la sociedad se puede organizar fácilmente y ser mucho mas fuerte que el mismo gobierno. La forma en que reaccionó la gente ante una situación crítica, es como para hacer temblar a cualquier estructura gubernamental que aún crea tener control sobre la gente. El hecho de que todos hayamos participado, además de reflejar nuestro espíritu de ayuda, también habla del cuestionamiento generalizado que tenemos sobre la capacidad de nuestro gobierno para reaccionar, con la velocidad y eficiencia necesaria para salvar vidas.

Las escuelas públicas y la estructura magisterial, no solo ha demostrado su corrupción, sino que además siguen atoradas en un sistema evidentemente anacrónico, mientras hoy, a través de cientos de plataformas como Khan Academy, se nos permite aprender de una forma mucho mas eficiente que asistiendo a la escuela para ver a un sujeto que viene a hablar sobre algún tema, que en el internet, está mejor explicado y además, directamente por el experto. No digo que las escuelas ya no sirven, simplemente deben reinventarse, pero a nuestro gobierno, no se le ve mucha capacidad de cambiar las cosas a la velocidad que se requiere.

Los cambios que hemos vivido en los últimos años, no son mas que una insinuación de lo que se prevé con el advenimiento del Bitcoin y en general de las criptomonedas. A través de algoritmos ó códigos de programación, que fueron generados y aprobados por una comunidad virtual, se decide de forma completamente transparente, cuanto dinero se va a producir y a quien se le va a entregar. Una forma absolutamente clara, en lugar de obedecer a intereses supuestamente económicos ó políticos y muchas veces bastante turbios. La mayor cantidad de dinero tradicional que se emite hoy en el mundo, es para salvar a los bancos en quiebra, financiar guerras y mantener estructuras burocráticas; todo esto a costa de los ahorradores. Con las criptomonedas esto puede cambiar.

De la misma forma en que las redes sociales, derribaron los medios al permitir la comunicación directa entre la fuente y el público, ahora las criptomonedas, que permiten el pago peer-to-peer sin pasar por los bancos para intermediar las operaciones, ni de gobiernos para emitir la moneda, están amenazando a las estructuras financieras y a los mismísimos gobiernos como los conocemos. Hoy todas las operaciones financieras, excepto los pagos en efectivo, son ejecutadas por los bancos, que cobran una comisión por cada peso que pasa por sus manos y son reportadas a los gobiernos para el cobro de los impuestos. Con el Bitcoin esto ya no pasa; el uso de las monedas virtuales, es como el efectivo, pero con la posibilidad de pagos a distancia y sin tener que guardarlo debajo del colchón.

Queda por presenciar que tan larga ó violenta será la agonía de los bancos y los gobiernos. ¿Se defenderán? ¿Se resistirán? ó los tomará por sorpresa. ¿Como serán los nuevos bancos y como nos gobernaremos? Las señales de que se están sintiendo amenazados, ya las estamos viendo. Ministros de economía como el de Rusia, así como el C.E.O. de JPMorgan han llamado al Bitcoin como un fraude (desacreditar es muchas veces la primera reacción en contra de una amenaza), sin embargo, Cristina Lagarde, directora del FMI, en Inglaterra, el pasado septiembre del 2017, advirtió que el futuro de la economía mundial ya no está en los bancos centrales ni en el sistema financiero como lo conocemos y que el Bitcoin tiene tanto futuro como el internet mismo. Me pregunto si los gobiernos y los bancos tendrán los medios para evadir el destino vivido por las disqueras ó las televisoras que en su momento fueron también poderosísimas.

Supongamos que los bancos y los gobiernos siguen el mismo destino que otras industrias; donde los monopolios, las estructuras piramidales y los procesos burocráticos, se reconvierten a una estructura horizontal, completamente democrática, eficiente y en la que las partes se conectan sin intermediarios, entonces, los bancos, como los conocemos, desaparecerán, dando espacio para un nuevo orden financiero donde los pagos serán directos entre las partes a través de Bitcoins ó algúna otra moneda virtual. Los créditos serán también directos entre grupos de inversionistas que son los que tienen el dinero y por otro grupos de emprendedores que lo van a trabajar, organizados por una plataforma virtual y con contratos virtuales embebidos dentro de las mismas criptomonedas. Una moneda virtual que ya contempla dichos contratos es el Ethereum, pero pueden surgir otras. Hoy ya existe el crowfunding así como grupos de ahorro y crédito.

Es de suponer que los gobiernos seguirán perdiendo popularidad; si es así, poco a poco irán cediendo el paso a estructuras mas esbeltas y locales, sin el monopolio de emitir dinero y donde la sociedad misma avanzará en la forma de organizarse para resolver por si misma sus problemas de una manera mas eficiente. La mayoría de los servicios que hoy pseudo-ofrecen los gobiernos, serán suministrados por privados independientes ó algoritmos computarizados.

La época del Renacimiento, la Edad Media ó la Revolución Industrial, fueron relatadas por historiadores, muchos años después de que ocurrieron. Hoy estamos presenciando la historia mientras acontece; somos protagonistas y al mismo tiempo observadores de los cambios. A diferencia de toda la historia previa de la humanidad, ahora no solo nos toca convivir con el caos que se genera mientras sucede el cambio, sino que además, podemos observar el proceso desde la primera fila.

Sin duda, tiempos interesantes. Me entusiasma vivirlos; quiero presenciar el desenlace.


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