viernes, 4 de septiembre de 2009

Libre Comercio vs. Proteccionismo

Libre Comercio vs. Proteccionismo

Carlos Romano

Algo que ha generado riqueza para los paises desarrollados durante décadas y ha sido defendido especialmente por las democracias, es el esquema económico de libre competencia, el libre comercio, la desregulación de la economía. Políticas proteccionistas han demostrado ser contraproducentes especialmente porque no incitan a los negocios a mejorarse continuamente. El capitalismo ha crecido tremendamente y en los paises donde se ha aplicado de manera libre, el crecimiento ha superado por mucho el de economias cerradas, controladas, dirigidas por el estado.

Sin embargo, ahora que estamos viviendo momentos de tan mentada crisis, lo mas preocupante es que a nadie le queda claro cual es el camino que se deba seguir para no solo salir de ella, sino como hacerle para no volver a caer en una crisis similar. Si eventualmente se implementan los cambios que se proponen, eventualmente llegaríamos a un punto similar al que nos encontramos. ¿quiere decir que no hay salida?

En paises como México, tenemos la gran fortuna de haber podido observar los cambios que significa el pasar de una politica proteccionista a una de libre competencia. ¿Cuáles son los beneficios? ¿Cuáles son los precios que hay que pagar?

Hace poco más de 20 años, México vivía una economía tremendamente protegida, existía una prohibición para importar la mayoría de los artículos, lo que provocaba por un lado, una pésima calidad de los productos mexicanos, mismos que se producían a costos altísimos, y por otro lado un grupo de empresarios industriales que ganaban muchísimo dinero. Vivían protegidos, y sin importar la calidad ó el precio de sus productos, simplemente se vendían. Recuerdo que lo más interesante de viajar al extranjero era ver las mercancías y la tremenda diferencia entre lo que teníamos disponible en México. Electrónica, ropa, comida, era fascinante ir de compras en el extranjero. En México el sueño de muchos era ser empresario, y era logrado relativamente fácil poniendo una tlapalería, una cafetería, una papelería, panadería, taquería ó distribuidora de casi cualquier cosa.

Hoy, México vive una de las economías más abiertas del mundo, cosa que ha generado por un lado tremendos flujos de inversión. Hoy tenemos disponibilidad de prácticamente cualquier producto, y si es fabricado en México, no dista mucho de la calidad que tienen otros productos similares fabricados en Europa, Japón ó los Estados Unidos. Pero, ¿cuál ha sido el precio que hemos pagado?

Muchos negocios han desaparecido. Negocios familiares que vivieron por generaciones y décadas ya no existen. Fueron reemplazados por franquicias o sucursales de companías más grandes. Los responsables de atender ese negocio ya no son los hijos de los fundadores que además eran vecinos y hasta amigos de sus clientes, ahora son empleados que no tienen ningún arraigo con el giro ni la zona donde está su trabajo, no conocen nada de la tradición ni de las familias que viven ahí. Esa comunidad de vecinos, cuando uno era el carnicero, otro el panadero, pastelero, papelero, tlapalero, joyero, banquero, donde cada uno era dueño de su negocio y sabía con quien estaba tratando porque era su vecino y lo conocía por generaciones, ya desapareció.

Hoy montar un micro-negocio (pime), es prácticamente un suicidio. ¿Cómo alguien se va a atrever a poner una papelería para competir con gigantes como Office Depot? ¿Sobrevivirá una tlapalería al lado de un Home Depot? ¿Quién vende más y puede pagar mas renta en un local, un Starbucks ó un café familiar?

Desde el punto de vista del consumidor, uno puede orientarse más por las grandes cadenas, pero desde el punto de vista del pequeño empresario ¿qué opciones le quedan?

Habrá que analizar las comunidades que se han resistido a la libre competencia. ¿Cómo les ha ido?

Un ejemplo que me gusta es Martha´s Vineyard, una isla de cerca de Boston, donde los mismos residentes se autoimpusieron una restricción en la que no se permite ningún negocio que sea sucursal ó franquicia de otro que exista en la parte continental de los Estados Unidos. ¿Cuál es el resultado? Primero que se ha salvado el sabor local de la isla. Uno no puede encontrar una heladería Häagen Dazs, pero en su lugar uno encuentra varias heladerías “home made ice-cream”. Atendido por una familia, la señora que lo hace con su propia receta, la sobrina que le ayuda por las tardes a servirlo, y la hija en la caja cobrando. El sabor del helado es una experiencia, porque se trata de un sabor diferente a lo que uno ya conoce, porque la receta es única, y la atención es diferente a la que uno recibe del autómata que tiene ese guión odioso tan estudiado y masticado: “Buenas tardes, bienvenido a Mc. Donalds ¿Le puedo tomar su orden? … por 4 pesos mas le puedo dar un refresco grande….recibo 100 pesos...” Ese pueblito además de poder uno experimentar atención y sabor distinto a lo mismo que uno ve en todo lugar de Estados Unidos, se percibe ese ambiente familiar que se refuerza por los mismos negocios familiares, esa familiaridad de los vecinos que se conocen y se cuidan entre ellos. Lo interesante de ésta historia es que estoy hablando de Estados Unidos. Este tipo de situaciones ya prácticamente están extintas en Estados Unidos donde todo son sucursales ó franquicias, cero arraigo, cero familiaridad.

En Alemania, Wallmart tuvo que cerrar sus puertas, en gran parte por las restricciones que existen por parte de los vecinos en muchas localidades en Europa; se les impide a las cadenas establecerse dentro de las mismas ciudades. Una tienda Wallmart debe estar a un minimo de distancia fuera de la ciudad con el único fin de proteger al pequeño comerciante. Lo que ocurre, es que se pueden ver pueblos enteros con mucha vida, misma que es producto de esa actividad económica que generan esos pequeños comercios entre sí. Uno de los vecinos es dueño de la pastelería, otro de la papelería, otro del restaurante, otro de la tienda de muebles, etc… Entre ellos se compran, conviven, y en la antigüedad hasta familias formaban entre ellos, terminaban emparentando.

Un ejemplo de que no siempre funciona cuando se deja a la libre competencia que se auto-regule, sería lo que pasaría si en un centro comercial no hubiera restricción de giros. Esto es, en un Centro Comercial, hoy en día, la administración da permisos muy específicos de que giro va a tener cada uno de los locales. Si uno decide cambiar de giro, por mas que uno pague la renta, no siempre le dan a uno la oportunidad de hacerlo. Pero ¿porqué es así? Muy simple. Supongamos que uno de los locales, una heladería tiene un éxito tremendo. El local de junto que vende ropa, decide cambiar de giro y poner también una heladería. Como también tiene mucho éxito, pues entonces la librería se anima a vender helados, y la tienda de zapatos cierra para poner otra heladería. ¿Qué pasaría con el centro comercial si todos los locales venden helados? ¿Qué pasaría si ya no hay quien venda discos, cierran los cines, y no hay donde sentarse a tomar un café? Pues el centro comercial se muere y ya ni vendiendo helados que en una ocasión fue negocio para algunos. Esa es la razón por la que los centros comerciales cuidan la variedad y no permiten una libertad absoluta de giros.

John Nash, matemático de la Universidad de Princeton premio Nobel de economia que se hizo famoso por la pelicula “Beautiful Mind”, comprobó matemáticamente porqué la libre competencia no es siempre lo más adecuado. Esa idea (según la película) se le ocurrió mientras en un bar con sus amigos vieron como entraba un grupo de atractivas jóvenes, una de las cuales, la rubia era por mucho la mas bella de todas. El decía que si todos sus amigos deciden tratar de ligarse a la rubia, seguramente nadie terminaría con pareja esa noche. Eso es porque si todos trataran de atacar a la rubia, ésta se sentiría abrumada y las demás ofendidas. Si por el contrario, los amigos se ponen de acuerdo cada uno de ligarse a una mujer distinta y nadie se le acerca a la rubia, lo más probable es que varios de ellos encuentren final feliz y esperado esa misma noche.

Esa misma teoría ha dado pié a una nueva forma de llevar la economía en algunos lugares donde el libre comercio de Adam Smith, se complementa con un sutil proteccionismo al pequeño empresario. Esta protección se justifica porque los pequeños empresarios quedan en gran parte blindados de los vaivenes de la economía al ser parte de una micro-economía local que funciona por sí misma. Además permite mantener ese sentido de comunidad y salvar el sabor autóctono de los lugares.

Si ahora nos preguntásemos que es lo preferible, si un pais con una economía muy eficiente, llena de franquicias, sucursales de mega-negocios de tamaño mundial, en la que todos somos empleados bien pagados, y en parte dueños-accionistas por medio de canasta de empresas en la bolsa de valores, en la que da lo mismo si estamos en una ciudad que en otra porque se come y consume prácticamente lo mismo. O si vamos a tratar de proteger al pequeño empresario, por el solo hecho de ser pequeño y porque no puede competir con el gigante que tiene acceso a créditos y capitales millonarios, pero que vive en ese lugar, conoce y por lo tanto puede salvar el estilo del lugar, y de paso va a mantener viva la economía de ese sitio.

Yo personalmente prefiero una inteligente combinación de las dos cosas. Creo que si el otorgamiento de permisos para establecer comercios en una zona, se dieran con la misma lógica con la que se administran los giros en un centro comercial, se tomaría en cuenta si el nuevo comercio a establecerse resultará en un beneficio para los vecinos y comerciantes ó un perjuicio. Creo que la eficiencia no lo es todo, pienso que vale mucho más el ver la forma de hacer algo por nuestras familias, nuestros vecinos y nuestras ciudades. Probablemente aquí esté la solución a la tremenda crisis económica, y porqué no, de paso resolver esa falta de valores y falta de arraigo origen de otro orden de problemas.





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