Los gobiernos tienen dos facultades fundamentales que los
mantienen en el poder. Uno es el monopolio para el uso de la fuerza y el otro es
el monopolio para la emisión del dinero. De esta forma, en una mano tienen la
zanahoria y en la otra el palo que son las riendas con las que se maneja un
país.
A pesar del escepticismo que todavía tienen algunos, las criptomonedas amenazan la subsistencia
misma de los gobiernos porque inciden directamente sobre los bancos centrales retirándoles
el señoreaje y el poder que genera la emisión de la moneda en curso. Por otro
lado, el hecho de que las autoridades no tengan visibilidad del destino de los fondos
transferidos a través de monedas virtuales, les quita, además, una forma de
defensa, que todo gobierno necesita, para neutralizar el uso de la fuerza no
autorizada (financiamiento al terrorismo u otras actividades ilícitas). Un
ejemplo de esto, es como Corea del Norte, evade, con el uso de las
criptomonedas, el bloqueo económico que le aplica la comunidad internacional.
Pyongyang, haciéndose de Bitcoins, puede adquirir ojivas atómicas y otras tecnologías
que pueden ser usadas para fines distintos a los que la comunidad internacional
aprueba, así como evadir, en general, las sanciones que se les pretende aplicar.
Varias estructuras, que en su momento fueron muy poderosas, con el
advenimiento del internet se tuvieron que reinventar y tomaron una dimensión distinta;
la industria de la música, las editoriales y los medios de comunicación, son ejemplos
de como el internet empodera a la gente quitándole fuerza a un oligopolio. Hoy
la gente intercambia música, noticias, películas y demás contenido, sin necesidad
de pasar por un criterio que responde a intereses particulares. El dicho dice “...el
poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente...”, todas estas
industrias tenían, en su momento, su cuota de poder y de corrupción muy bien
establecidos, tal y como hoy lo tienen de una forma u otra la mayoría de los
gobiernos. Los nuevos esquemas peer to
peer, permiten a la gente atender sus necesidades sin pasar por las
estructuras de poder que durante décadas tuvieron el control. Recientemente, las
criptomonedas permiten a la gente intercambiar un valor monetario de forma peer to peer, sin necesidad de los
bancos para llevar las cuentas ni de los gobiernos para emitir la moneda.
Por si fuera poco para los gobiernos y para complicarles aún mas
el panorama, hoy muy pocos ciudadanos en el mundo, se sienten realmente orgullosos
ni por lo menos satisfechos con su gobierno. En Brasil, Argentina, Guatemala,
Perú, Ecuador y otros países, están llevando a la cárcel a sus ex-gobernadores.
¿Porqué será que decenas de países tienen un índice de aceptación de sus presidentes
por debajo del 30% cuando el pueblo mismo los eligió democráticamente? El
Brexit, la intención de separación de Cataluña, la popularidad de candidatos
que proponen destruir todo lo establecido como Trump ó AMLO, cada una de estas
situaciones, tiene su respectiva explicación; es mas fácil entender lo que está
pasando si asumimos que el esquema que hoy usamos para gobernarnos, ha
alcanzado ya su nivel de obsolescencia. El gobierno, como lo conocemos, hoy
resulta anacrónico, obeso, torpe y decadente; está en un muy buen momento de
reinventarse. Al igual que con el internet todas las estructuras de poder están
siendo amenazadas por esquemas novedosos, con la tecnología actual, se abre un
espacio para esquemas disruptivos de gobierno.
La disyuntiva está en que visto por el lado de los que sustentan
el poder ó tienen nexos políticos, esto es una peligrosa amenaza al status quo, pero visto por el lado del ciudadano
común, el cambio suena muy atractivo. El recuperar de regreso, quitándole a los
gobiernos el control de nuestras vidas le llama la atención a muchos; esa es la
mística de las criptomonedas y el porqué han tenido tantísimo éxito. Ha llegado el momento de organizarnos con estructuras esbeltas y transparentes por
diseño, que tengan en su esencia mecanismos de operación y control, ágiles,
flexibles y con el poder real distribuido entre el mismo pueblo en vez de entre
unos pocos; una verdadera democracia y sin necesidad de una burocracia para
ejercerla. Hoy, con el internet y la tecnología del blockchain, esto ya no es
un sueño; se trata de algo que finalmente es factible.
La razón por la que propongo éste plan de defensa para los
gobiernos en contra de las criptomonedas, es porque considero que lo que mas
conviene, es un “aterrizaje controlado”, un cambio suave, planeado y cuidando
los efectos colaterales. Los cambios bruscos no siempre son lo mas adecuado;
hemos visto un sinnúmero de situaciones en las que la medicina resulta peor que
la misma enfermedad. Nadie quiere una
crisis que desate situaciones violentas, que mande a la calle a nadie ni que se
genere escasez o hambruna.
Para que los gobiernos compren tiempo en lo que, como sociedad nos
reinventamos, deben llevar a cabo los siguientes cuatro pasos:
1. Formar un frente común entre las principales
economías del mundo en contra de las criptomonedas.
El problema es bastante mas complicado como para que un solo país
pretenda resolverlo por sí mismo. El gobierno chino decretó recientemente una
prohibición hacia las criptomonedas cerrando los exchanges (casas de cambio de criptomonedas), sin embargo, lo único
que provocó, es el establecimiento de un mercado informal. El mercado chino de
criptomonedas funciona ahora con algunos que las adquieren en Japón, Corea del
Sur o en Hong Kong y las venden a través de mensajes de texto en China. No se
puede tapar el sol con un dedo.
Japón, Estados Unidos, Inglaterra, Rusia, China, India, Corea del
Sur, la Unión Europea y otros países que acepten integrarse al proyecto, deben cerrar
filas, unir fuerzas y organizarse para atender juntos este gran problema. Una vez formado un frente común, los
siguientes pasos se deben dar en coordinación entre ellos.
2. Comprar el circulante total de las 10 principales criptomonedas
y otorgar una amnistía fiscal a los ingresos generados.
Aún y cuando las monedas virtuales tienen cada vez mas valor,
aceptación y poder, todavía son de un tamaño bastante manejable; si no se les
pone un alto y pronto, seguirán tomando mas y mas fuerza hasta que sean mas grandes
que los mismos gobiernos.
Con solo 500 billones
USD (miles de millones de dólares), se le da un muy buen “mordisco” al mundo de las criptomonedas comprando el
valor total de las 10 principales. Este monto, comparado con la masa monetaria
en circulación ó la deuda global, no es nada. Por ejemplo, el dinero total en
circulación en el mundo, es de $90 trillones
(miles de billones) de dólares; la deuda global es de $215 trillones de dólares
y el mercado mundial de derivados (futuros, opciones, swaps, etc..), es de $544
trillones. El valor total de las
criptomonedas es menos de la milésima parte de eso (nada).
El mecanismo para ejecutarlo, podría ser el siguiente:
a.
Se fija un precio en moneda
oficial (fiat money) para cada una de las 10 criptomonedas mas importantes, por
ejemplo $15,000 dlls por Bitcoin, $800 por cada Ethereum, etc....
b.
Se fija una fecha límite para
que estas puedan ser intercambiadas por dinero oficial; después de esa fecha,
caducará la oferta (ejemplo 31 de mayo del 2018).
c.
El dinero obtenido por la
venta de criptomonedas a través de éste esquema, será libre de impuestos ó con
una tasa impositiva muy baja, es decir, una especie de “amnistía fiscal” que servirá
de aliciente para que el valor generado con las criptomonedas regrese a la
economía formal.
d.
La ejecución de este proceso,
se le podría otorgar, a modo de “concesión” a los exchanges (o casas de cambio para criptomonedas) que hoy existen y
operan bastante bien.
e.
Los gobiernos asociados
emitirán moneda, deuda ó el mecanismo que corresponda para adquirir las
criptomonedas, sacarlas de circulación y así regresar el problema a un tamaño
manejable.
3. Establecer una prohibición hacia poseer,
intercambiar, minar ó generar monedas que no sean las oficiales a partir de la
fecha del fin de la amnistía.
El prohibir algo, no tiene sentido si no fuera posible llevar a
cabo las medidas necesarias para asegurar que dicha restricción tiene
posibilidades de ejecutarse. En este caso, estamos hablando de prohibir algo
está fuera del territorio físico de los gobiernos; eso complica las cosas. No
todos los países van ponerse de acuerdo tan fácil, ni van a sentirse cómodos
que otro gobierno viole su soberanía actuando dentro de su territorio, aún y
cuando sea a través de métodos cibernéticos. El problema, al igual que el
internet, es global y debe atenderse de la misma forma. Con un país que se
mantenga aislado, las criptomonedas, como las conocemos, podrían llegar a sobrevivir.
Los gobiernos mas vanguardistas hoy están reclutando ejércitos de
“hackers” para defender a su país de ataques cibernéticos, así como para espiar
y hasta inutilizar las computadoras de sus enemigos. Aún y cuando las criptomonedas como el Bitcoin,
hoy se encuentran completamente descentralizadas y su procesamiento está
distribuido en miles de computadoras por todo el mundo, con un buen equipo de
“hackers”, no es fácil, pero si factible neutralizarlas ó inutilizarlas. Se
trata de una guerra.
El mecanismo podría ser el siguiente:
a.
Establecer una fuerza
internacional para el cumplimiento de la ley, consistente en un ejército de “hackers”
cuyas labores serán:
1.
Investigar y obtener la
inteligencia necesaria para llevar a los infractores a la justicia.
2.
Atacar, neutralizar ó
inutilizar por medio de distintas medidas cibernéticas a los sitios donde se
lleven a cabo las labores “ilícitas” relacionadas con el manejo de
criptomonedas, desde su generación hasta el intercambio entre particulares.
b.
Llevar a cabo bloqueos
económicos, embargos, castigos ó penas a países que apoyen a los negocios que
tengan que ver con el uso de criptomonedas prohibidas.
4. Establecer una serie de criptomonedas oficiales y un
gobierno basado en el blockchain.
Esto quiere decir que cada país se reserve la facultad de emitir
las monedas de acuerdo a sus necesidades ó políticas particulares.
Lo extraordinario de ésta tecnología, es que ahora se puede cambiar
el esquema de gobierno por uno donde un algoritmo es el que se encarga de que
las cosas funcionen como se estableció, solo que ahora sin pasar por los
controles de la autoridad (porque por diseño, las cosas funcionan bien). Con el
blockchain, a cada transacción, se le
puede anexar toda la información que pueda ser útil, como por ejemplo un
contrato, cuenta de banco, título de
propiedad del bien adquirido, fotografía, registro biométrico del propietario, domicilio
físico, etc.. La inversión en acciones de empresas ó proyectos, así como el
otorgamiento de créditos, registros médicos, multas y pagos de impuestos. Todo
se puede transparentar con ésta tecnología, logrando, con esto, mucha mayor agilidad
y seguridad.
Con la tecnología del blockchain, la disrupción es factible ya que
se resuelven varios cuellos de botella existentes en los esquemas tradicionales.
Con un buen diseño, se podría resolver muy bien el problema de tener que estar
duplicando la misma información en varios lados, así como el del robo de
identidad.
Este plan está concebido con el único fin de que los gobiernos
acepten que el poder se le debe entregar de regreso a la ciudadanía, sin
embargo, hay que tener mucho cuidado porque estas medidas se pueden confundir y
usar para que los gobiernos actuales traten de perpetuarse, ahora con mayor
fuerza y así seguir ejerciendo su poder sin llevar a cabo el cambio que es
inevitable.
No es fácil que los gobiernos acepten ceder espontáneamente el
poder, la historia lo ha demostrado. En la antigüedad algunos reyes tuvieron
que ser decapitados por el pueblo para dar entrada a lo que durante un par de
siglos se le llamó democracia. Es muy
probable que este plan no se lleve a cabo con la celeridad necesaria ó que se ejecute
de manera parcial.
En cualquiera de los casos, finalmente somos nosotros, la sociedad,
los que nos tenemos que organizar para desarrollar el criptogobierno y así dar paso a esta innovación disruptiva.
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