martes, 15 de octubre de 2019

ROLEX MIDDLE SEA RACE 2019 15/oct/19


15 de octubre de 2019.

Lo primero que me llamó la atención de Malta, fue el idioma. Resulta que el maltés proviene del árabe con una mezcla de italiano, inglés y siciliano; Yo hubiera pensado que era algo como portugués o catalán, pero no es así. Con solo 460,000 personas en la isla, podría uno pensar que es uno de los idiomas menos hablados del mundo; esto no puede estar mas alejado de la verdad; resulta que entre las lenguas menos habladas del mundo, están el chamicuro, con veinte personas en Perú y el paipai, con unas doscientas en Baja California.

El segundo país donde se habla maltés en el mundo, también, lejos de cualquier expectativa, resulta ser Australia. Esto se explica porque Malta fue parte del imperio ingles durante ciento cincuenta años y después de la segunda guerra mundial, la isla quedó completamente destrozada.  Como en ese momento no había oportunidades, los ingleses ofrecieron trabajos temporales a los malteses en Australia donde faltaba gente que quisiera trabajar. Al parecer, algunos decidieron quedarse a vivir ahí. 


Malta es un país con un índice criminal muy bajo, la gente confía en su gobierno y su economía está más boyante que la de Italia, por lo que muchos sicilianos migran a la isla. Lo que mas impulsa su economía, son los servicios financieros y el turismo; algunos países la consideran un paraíso fiscal por tener impuestos bajos. De lo único que se quejan los locales es del tráfico.

Hasta ahorita, solo he encontrado muy buena comida, bastante parecida la del sur de Italia (pescado al horno, pasta y mariscos). Finalmente, hay dos cosas con las que los malteses se sorprenden. Una es cuando uno trata de bromear con ellos; simplemente no entienden; no sé si es porque no tienen sentido del humor o mis chistes son tan malos, que ni una risa fingida les provoca. La otra cosa, que también les sorprende, es cuando uno les da propina; primero se le quedan viendo al dinero con un poco de extrañeza y luego lo voltean a ver a uno con una cara de agradecimiento, como si fuera la madre Teresa de Calcuta; no sé si un euro es demasiado dinero para ellos o aquí no se les da propina. En fin, suficiente de cultura.


Hoy nos reunimos gran parte del equipo con los que voy a convivir durante las próximas dos semanas, parece que vamos a ser once; la mayoría ingleses, algunos gringos y un mexicano. Afortunadamente no soy ni el más joven ni el mayor, pero me parece que soy el menos experimentado, cosa que me da algo de confianza, además de que algo aprenderé. 


Hoy estuvimos revisando las medidas de seguridad de la embarcación. Eso siempre lo pone a uno algo inquieto por todo lo malo que puede llegar a pasar abordo, como, por ejemplo, si alguien se cae al agua en la noche, si el barco se empieza a hundir o a incendiar. Afortunadamente, para todo eso existen consideraciones, algunas redundantes otras tecnológicas; todas me parecieron confiables, tanto las preventivas, como las correctivas. También deberán tener medidas para atender problemas menores (vi un botiquín, supongo que es por si a alguien le sale una ampolla o algo así). La buena noticia es que, al parecer, uno de los tripulantes es doctor (o era, la verdad no entendí bien). Todos me parecieron ser unas buenas personas y los ingleses con un sentido del humor un poco raro. 


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