lunes, 16 de noviembre de 2009

Innovación

Algo que me llama mucho la atención, es como las aerolíneas, por tradición, han sido un pésimo negocio. Resulta increíble ver como, por un lado, siempre están llenísimos los vuelos y por otro, los precios de los boletos están cada vez mas y mas caros. Son tantas las aerolíneas que han quebrado en el mundo, por mencionar algunas: TWA, Eastern, Western, Braniff, Taesa, Azteca, Alma, Boac, Varig y Panam ya no existen. Hay muchas otras que se han tenido que fusionar para enfrentar sus problemas económicos y otras tantas que hoy están en problemas graves.

Mi única explicación es que el negocio no está en la aerolínea, el negocio está en otra parte. Habrá que preguntarse: ¿quien es el que mas se beneficia de un vuelo?

Un vuelo es como una carretera. Un poblado que no tiene vías de comunicación, se va quedando aislado y su economía se deteriora. En cambio cuando un lugar está bien comunicado con carreteras de buena calidad y trayectos en tiempos razonables con ciudades importantes, el intercambio de mercancías, personas y servicios, se facilitan; se logra un crecimiento económico y hay mas oportunidades para su gente.

De la misma manera, los vuelos son un motor para las economías locales. Hoy, en México, hay estados de mediano tamaño que simplemente no tienen vuelos que los conecten con las grandes ciudades. Esto se convierte en un freno para su economía local. Resulta muy complicado para las autoridades de desarrollo económico levantar el nivel de vida de su gente. La ciudad se va quedando aislada.

Yo me pregunto, ¿que pasaría si una ciudad que quisiera impulsar su economía local decidiera subsidiar sus vuelos? Mas aún ¿que pasaría si volar a un lugar fuera completamente gratis? De la misma forma en que existen carreteras federales por las que no hay que pagar absolutamente ningún peaje por transitar en ellas, ¿que pasaría si el gobierno local ó el federal decidiera abrir un puente aéreo gratuito?

Vamos a poner un ejemplo, supongamos que el gobierno de Guerrero o de Oaxaca decidieran dar un paso decisivo para apoyar algún destino turístico, con infraestructura y que no ha podido despegar. Para impulsar dicho destino, resolvieran establecer un puente aéreo, completamente gratis, entre Ixtapa y Los Ángeles o entre Huatulco y Dallas; absolutamente sin costo.

Pues de entrada, obviamente, habría muchas mas personas interesadas en viajar a ese destino y las personas que actualmente viajan lo harían mas frecuentemente. El primer efecto lo tendrían los hoteles que tendrían mayor ocupación. Los restaurantes también estarían agradecidos y los centros comerciales sin duda venderían más. Todos ellos tendrían que contratar mas gente para dar servicio a la nueva afluencia turística. Hombres de negocios viajarían con mayor facilidad para explorar oportunidades de inversión y tendrían que usar taxis para transportarse. Algunos hasta podrían hasta tomar la decisión de adquirir una casa de fin de semana en dicho destino por la facilidad del puente aéreo. Todo esto generaría oportunidades de empleo y una fuerte derrama económica para los lugareños.

Es momento de volver a hacernos la misma pregunta: ¿Quien es el principal beneficiado con los vuelos? Pienso que el que más se beneficia es el que debería pagar por él y parece que no necesariamente es el pasajero. Entonces: ¿como se pagaría este «puente aéreo»?. ¿De donde va a salir el dinero para pagarlo? Pues habría que buscar algún mecanismo para que los beneficiados aporten una fracción de su ingreso adicional. Los hoteles, restaurantes, taxistas, comercios, discotecas, empleados, profesionistas, etc... deberían estar dispuestos a compartir su beneficio, sin embargo, difícilmente se podría concretar esto solo con el pago de impuestos. Recordemos que en México hay una fuerte evasión fiscal.

La propuesta consiste en subir poco a poco el precio a la gasolina en el destino y con eso, ir metiendo cada vez más charters gratuitos. Este sobreprecio deberá ir directamente a un fideicomiso. El comité técnico que lo manejaría, deberá estar armado por los mismos lugareños; éstos decidirían que tanto subir el precio de la gasolina y por lo tanto cuantos vuelos más. De manera transparente se irán pagando las nuevas rutas. Los beneficios se van a notar inmediatamente y todos saldrán beneficiados hasta llegar al punto donde la gente pagará el sobreprecio de la gasolina sin queja. Será evidente el beneficio para todos. Se trata de un subsidio cruzado donde el gobierno no pone absolutamente nada, solo interviene para permitir el aumento de la gasolina. Se trata de un asunto particular de los lugareños, prácticamente sin costos administrativos.

También habría que cuestionarnos, que es lo que entendemos por beneficio. Esta propuesta traería un beneficio puramente económico para los negocios y habitantes, pero también traería consigo problemas de otra índole (saturación de restaurantes, playas, hoteles, discotecas, tráfico, etc...). Personalmente, considero que estos son «problemas buenos». La propuesta generará los recursos suficientes para irlos resolviendo. Los negocios llenos, dan con qué establecer más negocios, pero el gobierno va a tener que ponerse las pilas para instalar más infraestructura.

Hoy en día, cuando parece que ya se inventó todo, ¿habrá espacio para innovar?
No encontré en ninguna parte del mundo donde se haya aplicado ésta idea.
¿Valdrá la pena probar?

Si te gusta esta iniciativa y quieres apoyarla, puedes hacerlo a través de Iniciativa México:
http://www.iniciativamexico.org/
Rescate de Aerolíneas y Polos Turísticos/ Distrito Federal / 2009/Folio:19753/Categoría:Desarrollo comunitario



2 comentarios:

  1. Algo similar ya existe en otros paises:
    http://en.wikipedia.org/wiki/Essential_Air_Service
    Salu2
    Arie

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  2. Gracias Arie por tu comentario.
    Efectivamente en Estados Unidos entienden bastante bien la necesidad de subsidiar rutas porque de otra forma destinos poco concurridos simplemente se van muriendo sin los vuelos (circulo vicioso). También se ha usado este mecanismo para lanzar destinos como cuando el viaje de Miami a Orlando costaba un dólar. A diferencia de esos subsidios, mi propuesta consiste en que en vez de que el gobierno aporte los recursos y decida los destinos, son los mismos habitantes que deciden aportar parte de los beneficios a un fideicomiso manejado también por un comité de ellos mismos.

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